“Pixar” ataca de nuevo con la historia futurista y ecologista de “Wall*E” el último robot de limpieza que queda activo en el planeta Tierra. Y es que han pasado 700 años desde que el ser humano abandonara la sucia e inhabitable Tierra para emplazarse en sus cómodas naves espaciales.
Tras tantos años de trabajo el pequeño y tierno Wall*E ha desarrollado una curiosa personalidad. Es cariñoso, asustadizo, nervioso, tiene una extraña adicción por recoger cosas llamativas y visiona una y otra vez la película en vhs “Hello, Dolly!” en la que ha descubierto lo que es el amor. Y es que pese a su fiel e inseparable cucaracha de compañía, Wall*E se siente solo. Pero la llegada al planeta de una sonda de reconocimiento con muy malas pulgas llamada EVA cambiará el mundo del pequeño robot y el destino de la humanidad para siempre.
Tras la increíble “Ratatouille” nos volvemos a encontrar con una gran película, que además es de animación, desarrollada por Pixar Animation Studios.
Nos encontraremos lo de siempre, talento, talento, talento, talento y cuidadoso talento.
Y es que Wall*E no deja a nadie indiferente, desde el milimétricamente perfecto guión, pasando por las fantásticas partes en mudo (más de 30 minutos sin escuchar una línea de diálogo), hasta llegar a un desenlace tan emocionante como emotivo, que no es lo mismo. Wall*E se presenta como una de las películas del año. Y ya se rumorea que puede ser la primera peli de animación nominada al Oscar en la categoría máxima.
¿“Wall*E” es para niños?
La pueden ver los niños sin problema y que los que no somos tan niños veremos con los ojos como platos. Y es que la película tiene un toque de crítica a la humanidad tan ácido que no puedes más que quitarte el sombrero y decir aquello de “Chapó por la bofetada” nos la merecemos.
La única pega, que aparecen por primera vez personas reales, que no molesta, pero tampoco pega con la historia.
Todos al cine a ver Wall*E, si no os gusta… Os devuelvo el dinero.
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