El otro día mi madre nos quería invitar al cine a mi padre y a mi. Como hacía mucho tiempo que no salía con mis padres (y a los padres hay que quererlos de vez en cuando), dije que si. Entonces mi madre dijo que quería ver “Los niños de no se que”, esa peli protagonizada por el guapo y etéreo Jonathan Rhys Meyer, que con sólo ver el póster y las imagenes de avance de los telediarios ya sabes como va a terminar: “pastelazo” con hombre occidental al que se le transforma la vida al viajar al tercer mundo, como ayuda a los niños desfavorecidos, para llegar a un bonito final, ahh y por supuesto también se enamora de una chica que no es fea. Pues no me atraía mucho la historia, asi que lancé una propuesta más insólita: ir a ver Solo quiero caminar. Quién me conoce sabe de mi tirantez habitual con el cine español. Pero sólo con ver el póster, se ve que la nueva peli de Agustín Díaz Yañes no es la peli típica española.
Con Solo quiero caminar no hablamos de una comedia ni de un drama social, los dos géneros favoritos del cine patrio (y probablemente mis dos géneros menos predilectos). Hablamos de género en estado puro: un thriller de robos, con aire de cine negro y escenas de acción. Y todo protagonizado por lo mejorcito del actoral femenino español. Con aires a la violencia seca de Peckimpah (no en vano Grupo Salvaje tiene una importancia en la trama), se nota que las dos mayores influencias de Yanes son Tarantino y Scorsese.
La peli no es para nada perfecta: el ritmo no funciona todo el rato, tiene momentos liosos y escenas que rozan la vergüenza ajena (Pilar López de Ayala en la iglesia), pero no me queda otra que defenderla y hablar de sus méritos. La cinta tiene garra; técnicamente es notable (estupenda banda sonora, y Yanes demostrando que a pesar de la demasiado criticada Alatriste, es uno de los grandes directores de este país, veremos que pasa con su próximo proyecto, una superproducción de ciencia ficción). Pero sobre todos los aspectos destaca su espectacular reparto, con la madura Victoria Abril, y las bellas Elena Anaya y Pilar López de Ayala, y sobre todo con Ariadna Gil como absoluta destacada. El mejicano Diego Luna cada vez me gusta más, y esta vez en plan cara palo saca adelante un papel complicado. Ojalá se hagan más pelis como esta, y no tengamos que aguantar a que Medem, Almodovar o Amenabar estrenen para poder ver (o que nos vendan) una buena peli española de verdad.
NOTA: 3 estrellas.
Rubén
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