
En mi periplo por tierras inglesas con uno de mis mejores amigos he descubierto algunas cosas. La más sorprendente (al menos para mí) es que mi comprensión del inglés es cuanto menos aceptable. Me hice entender sin demasiados problemas y conseguía seguir las conversaciones sin que me miraran levantando una ceja.
¿Por qué creo que esta puntualización tiene algo que ver con “Scott Pilgrim contra el mundo”? Muy sencillo, la película la he visto en una diminuta sala de cine de York (Inglaterra) y claro está no tiene el mismo rigor una crítica de una película que más o menos has entendido sin problemas que una de la que solo podría decir que las imágenes tenían unos colores muy bonitos.
En fín, partiendo entonces de la base de que me he enterado de la película sigo con lo mío…
Cuarto día en York y mi amigo (de irrelevante nombre Mario) me comenta alarmado:
- “Mierda tú, ya no te queda nada más que ver en este pueblo. No sé qué más enseñarte” – Y es que York es un lugar realmente bonito, pero pequeño.
Ante esta tesitura veo un cartel en un autobús que anuncia la película “Scoot Pilgrim Vs The World”, cinta basada en un cómic del mismo nombre dibujado por un puñado de genios frikis canadienses.
-“¿Hay cine en York?” – le pregunté absurdamente, puesto que si no hubiera cine tampoco habría buses anunciando películas – “Podríamos ver esa peli.”
Mi colega me indica que hay dos cines en York, uno grande con super 3D y otro pequeño de barrio en el que ponen pelis a tres libras y media (menos de 5 euros).
Ummmm... La idea de ir a un cine inglés que no ha cambiado décadas y que además tiene películas de estreno a un precio nada despreciable me atrajo más que la visita a la catedral de York (soy así).
Acudimos a un cine de nombre “Odeon” construido en un viejo edificio de ladrillo (como todo en estas tierras). Entramos a la sala 5, una sala realmente pequeña de apenas 25 butacas y con una pantalla de no más de dos metros de largo por uno de alto. (ver foto abajo)
Cómo si se tratara de un salón grande con una tele de 100 pulgadas nos acomodamos en la fila 2, más lejos se veía demasiado pequeña. Y empezamos a ver “Scott Pilgrim Vs The world”... nosotros y otros dos equivalentes nuestros ingleses.
Desde el pixelado y monotóno cartel de Universal Pictures del segundo uno te das cuenta de que esta película es realmente muy especial.
La historia tiene un ritmo frenético, sobretodo al principio, hasta que te acostumbras a su narrativa. Rápidamente comienzan a sucederse chistes casi sin parar. Descubrimos a Scott, a su grupo de colegas y nos introducimos en su universo localizado en la fría ciudad de Toronto (Canadá).
La locura se desata todavía más cuando aparece en escena la chica de la peli, Ramona Flowers. Scott se enamora perdidamente (¡y no me extraña!) de ella dando así comienzo a su peor pesadilla. Y es que si quiere tener una relación con Ramona deberá vencer a sus 7 super malignos exnovios en combate peculiar (¡Muy peculiar!).
No voy a contar nada más de la película porque sinceramente estropearía el regalo. Porque “Scott Pilgrim Vs The World” es un regalo para todos los que hemos crecido jugando a videojuegos. Está llena de giños y homenajes a esos clásicos de 16 bit y es una locura hecha por y para frikis (me perdone el que se ofenda por el término).
¿Qué pasa si no pertenezco a este grupo de personas jugonas? Pues ahí radica el mayor problema de “Scott Pilgrim contra el mundo”.
En mi opinión no es una película para todos los públicos. Tiene como digo demasiados guiños a los videojuegos clásicos y muchos de los chistes son en definitiva “para frikis”. Por este motivo más de uno no le encontrará la gracia, se aburrirá y no entenderá para nada la historia que no deja de ser como la misma de uno de esos clásicos juegos de lucha de la Nes con su jefe final incluido.
Por este motivo daré dos puntuaciones a esta cinta bien diferenciadas:
-Un 10 absoluto para todo aquel que creció con un pad en sus manos. ¡No os podéis perder esta película! Lo digo en serio.
-Un 5 para el que quiera ver una comedia estándar y que se encontrará con una cosa rara, con gracejo pero sin demasiado sentido.
En cuanto a la pantalla de cine, Mario estaba pegado a ella, ¿muy grande eh?:

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